Una de las tareas que nos han encomendado dentro del Curso de Función Directiva, como ya os comenté, es la creación de nuestro Portfolio virtual, que recogerá las tareas que realicemos.
La primera tarea es presentarnos utilizando cuatro adjetivos, tres tareas que nos resulten satisfactorias, dos lugares donde puedan encontrarnos y una profesión que elegiríamos si no fuésemos docentes. Me ha costado varios días de pensar y de utilizar el comodín del público, y debo admitir que he hecho un poco de trampa, pero esta soy yo.
Siempre es difícil describirse a uno mismo, el autoconocimiento es, quizá, una de las tareas más complejas a las que se enfrenta el ser humano. Para mí, sin embargo, ha resultado más sencilla que buscar una profesión alternativa a la docencia. Si no fuese profesora de lengua, sería profesora de latín. O traductora de latín, en su defecto. El sector editorial me apasiona, por lo que sería mi opción B. Porque la escritura no es una profesión, es un estilo de vida.
Reflexionando un poco sobre las cuestiones que nos plantean en el curso, si miro al pasado y pienso en mi estancia en el instituto, el director no es más que una figura difuminada que habitaba un despacho muy cercano a la salida, pero más allá de eso no tengo ninguna referencia de él. No ha sido hasta volver como profesora cuando he comenzado a comprender y valorar todo lo que rodea la profesión de la docencia. Y ese conocimiento se ha actualizado en el momento en que he entrado en un equipo directivo.
Cuando me planteo cómo es y cómo debería ser un director, no puedo evitar pensar en Manuel Salvador, el director del IES Conde Lucanor (curso 18/19). Es un director organizado, previsor, cercano y muy profesional. Al resto del equipo nos proporciona una sensación de seguridad y confianza que hace que trabajemos mejor y de forma más eficiente, y al claustro y a la comunidad educativa les transmite lo mismo. De ahí la respuesta tan positiva que tienen siempre todas sus propuestas. Es un director que acompaña, que lo mismo propone y dispone como se pone a cavar una zanja con los alumnos de la FPB del centro o a reparar un fluorescente estropeado. Él es garantía de funcionamiento y siempre está dispuesto a echar una mano en lo que haga falta, a respaldar en todo y a ayudar a todos a ser la mejor versión de sí mismos. Si algún día llego a ser directora, esa es la imagen en la que quiero mirarme.
Las expectativas concretas que tengo del curso, y por lo que veo del programa creo que se cumplirán, son la profundización en el conocimiento de cómo funcionan los centros y el recibir la formación necesaria para poder ejercer la función directiva de forma satisfactoria en caso de presentar alguna vez proyecto.
Creo que ser director es un paso más dentro de la labor docente. Vincularse a un centro, implicarse, también conlleva hacerlo a nivel organizativo, y por eso me apunté al curso, para sistematizar los conocimientos que me ha aportado el ser Jefa de Estudios Adjunta este curso y garantizar una formación adecuada para el futuro. Formar parte de un equipo directivo te da una visión realista y participativa en los centros, y creo que todo el mundo debería alguna vez pasar por cualquiera de los cargos. Eso nos hará siempre mejores profesionales y mejores personas.
S.
