lunes, 25 de septiembre de 2017

Empezar una serie nueva

Ya he hablado alguna vez por aquí de que los comienzos son importantes, pero en el caso de las series, ese primer instante es especial

La primera impresión que nos producen libros o películas suele ser decisiva a la hora de decidir si continuamos leyéndolos o visionándolas, pero la experiencia lectora o fílmica es, habitualmente, efímera. ¿Cuánto dura una película? ¿Hora y media, dos? Salvando excepciones como El Padrino o alguna otra de similar duración, no mucho más. ¿Y un libro? A mí, poco. En mis mejores momentos, un día y medio, si llega. Una serie, sin embargo... 

No desvelaré nada nuevo si digo que la televisión vive hoy en día una época dorada de la cultura. Algunos de los mejores productos culturales proceden de la pequeña pantalla, y no "de nuestros mejores cines", y algo que suele caracterizar a estas nuevas series de televisión es que se prolongan en el tiempo. Si coinciden en algún rasgo definitorio, este suele ser su duración. Sons of Anarchy, 7 temporadas; Mad men, 7 temporadas; Perdidos, 6 temporadas. Mas no solo esto: algunas siguen aún en antena, alcanzando la temporada  octava de grabación (The Walking Dead), la undécima (The Big Bang Theory) o incluso la décimocuarta (Anatomía de Grey). 

Esto significa que, como poco, vamos a pasar varias semanas de nuestra vida rodeados de personajes, escenarios, mundos que ocuparán nuestro tiempo y nuestros sueños. Y, a veces, nuestras pesadillas. Supongo que por eso empezar a ver una serie es especial. 

Todo comienza con la elección (y no hablo de un chino muy contento, if you know what I mean...). En un mundo plagado de estreses, entregas urgentes y excesos de negotium, empezar una serie nueva, con todo lo que ello implica, es una decisión lo suficientemente importante como para pensárselo dos veces. ¿Cuántas temporadas tiene? ¿Ha terminado ya? ¿Qué opina de ella la crítica? Mejor aún, ¿qué opinan de ella mis amigos? ¿Van a marcarse "un Dexter"? 

El momento inicial, las primeras escenas, o el opening, marcan un ahora y un después. Por primera vez te enfrentas a un arte nuevo, a un producto que salió de la mente de alguien y que antes ya ha cautivado a muchos. A mí, personalmente, me encanta no saber mucho de las series que me dispongo a ver. Disfruto de los opening artísticos, con música bien elegida, que esconden un significado metafórico que, quizá, nos sirva para entender mejor la serie. Y con ellos me sucede algo similar a con las portadas de algunos libros - de lo cual quizá hable algún día-: sin saber por qué, algunos me cautivan: 


Inevitablemente. 


Pero lo más curioso de todo es que, cuando tengo un crush a ese nivel con el opening, este suele continuar con la serie. Y este me ha parecido un poco patata. Tempus fugit, y tempus aurus, el tiempo es oro. Así que probaré con otra cosa. 

S. 

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